martes, 15 de octubre de 2013


ECONOMIA Y REAL ESTATE _ ESCENARIOS Y OPCIONES -17 AGOSTO 2012. Publicado en LA NACION por Daniel Oks
En un contexto internacional de precios récord de commodities de exportación y de oferta doméstica excedente de factores productivos, la visión del Gobierno era que la economía requería una buena caja, un sistema de control de ciertos precios y tarifas, y un tipo de cambio real depreciado. En dicho contexto, los superávits fiscal y comercial facilitaron un proceso de desendeudamiento con un crecimiento récord del producto de en promedio 7,8% en 2003-2011. A pesar de la ausencia virtual del crédito hipotecario, el sector inmobiliario fue un gran beneficiario de la expansión del producto.
Las políticas macroeconómicas expansivas hicieron que el gasto público primario creciera de 16,9% del PBI en 2002 a 30,5% en 2011. Asimismo la fuerte expansión monetaria -33% anual en 2003-2011- explica que la inflación creciera del 4% a cerca del 25%. La situación fiscal se agravó a partir de 2008: el superávit primario pasó de 3,1% en 2008 a 0,3% en 2011. Ello conllevó un deterioro del superávit comercial -de US$16,9 mil millones en 2009 a US$10,3 mil millones en 2011 a pesar de las mejoras en los términos de intercambio y a una fuerte apreciación cambiaria- el tipo de cambio real multilateral se apreció 23% entre 2008 y 2011. Junto con la creciente vulnerabilidad fiscal y medidas intervencionistas (Indec, estatización de pensiones, expropiación de YPF) el riesgo país aumentó desde menos de 300 puntos básicos en 2007 (niveles cercanos a los de Brasil entonces) a alrededor de 1100 puntos básicos en la actualidad. La introducción de controles cambiarios progresivos a partir de octubre 2011 amplió la brecha cambiaria al 50 por ciento. La consecuencia fue una brusca desaceleración de la economía desde fines de 2011, con caídas absolutas de la inversión y la actividad industrial en el segundo trimestre de 2012. Este ciclo más el cepo cambiario -hasta hace poco el dólar era la moneda corriente en transacciones inmobiliarias- afecta fuertemente al Real Estate. No obstante, la misma brecha cambiaria permite financiar nuevas construcciones a un costo en dólares más bajo. También las nuevas restricciones de ahorro en dólares fortalecen la demanda de Real Estate como refugio para aquellos que disponen de pesos. La incertidumbre macroeconómica y el escenario estanflacionario más la escasez de crédito, constituyen una enorme limitación para el futuro del sector.
La estrategia del Gobierno es el resultado de una visión incompleta del equilibrio macroeconómico. La política fiscal y monetaria debería ser consistente con una gradual reducción de la inflación y con la normalización del mercado cambiario. Ello a su vez contribuiría a mejorar la competitividad externa y facilitar la recuperación económica. El anuncio de una meta de inflación decreciente acompañada de políticas monetarias consistentes requiere un programa fiscal de recomposición y reducción del gasto público. Una medida sería elevar las tarifas de energía y reducir y redireccionar subsidios a los sectores más necesitados. A la vez la reducción de la inflación tendrá un efecto redistributivo en favor de los sectores de menores ingresos (el impuesto inflacionario es el más regresivo) y permitirá reactivar el crédito hipotecario en favor de amplios sectores de la clase media. La reducción de la incertidumbre, la restitución de los precios relativos de equilibrio (tipo de cambio y tarifas) y la consistencia de las políticas macroeconómicas permitirán restablecer el equilibrio macroeconómico. La estrategia planteada permitirá alcanzar crecimiento con estabilidad e inclusión social e impulsar el Real Estate..

lunes, 14 de octubre de 2013


Escenarios económicos post elecciones legislativas

11 de Octubre 2013

Los impulsos externos y domésticos que sostuvieron el crecimiento en 2003-2011 parecen haberse agotado. La incertidumbre política sumada al atraso cambiario y tarifario y a los desajustes fiscales se suman a un clima internacional incierto con pobre perspectiva para nuevos booms de nuestros commodities de exportación.

La perspectiva de un gobierno más amigable con el mercado a fines de 2015 puede vía expectativas tener una serie de efectos favorables sobre la economía - tal como se ha constatado recientemente en la Bolsa. Más aún, si el gobierno retoma la iniciativa de mejorar el acceso a los mercados de capitales y comienza a reducir algunas distorsiones (como ha dado señales recientemente por ejemplo con el tipo de cambio). En dicho contexto, lucidez mediante, el gobierno actual podría pactar con los sectores de oposición (dentro y fuera del peronismo) un paquete de reformas que afiancen las tendencias anteriores y a la vez permitan anticipar (o no postergar) los ajustes necesarios para reducir la probabilidad a futuro de ajustes bruscos de tarifas, tipo de cambio y salarios. Dichos paquetes a su vez podrían tener un efecto expansivo sobre la inversión suavizando aliviando los costos del ajuste en el gasto público. La oposición, también lucidez mediante, debería darse cuenta de los beneficios de dicho curso de acción en un período de reducida gobernabilidad. Los ajustes incluirán seguramente una trayectoria fiscal mas equilibrada con reducción de gasto en subsidios, contrataciones públicas y sueldos, normalización del INDEC, renegociaciones con acreedores externos, gradual corrección de tarifas y tipo de cambio (con posible desdoblamiento temporario).

Si en lugar de la lucidez primara la ceguera, el aislamiento político del gobierno seria mayor y la penalidades económicas también. El crédito multilateral no volvería y las distorsiones de precios relativos elevarían la incertidumbre de la inversión y las expectativas de aumentos futuros más bruscos e inflacionarios. La profundización del intervencionismo podría agudizar las divisiones políticas internas pero difícilmente pueda – bajo las circunstancias actuales – beneficiar al bolsillo del votante. Con el agotamiento del espacio keynesiano, el continuo drenaje de reservas  internacionales y la pérdida de credibilidad por parte de los inversores, la rentabilidad (política) del intervencionismo está en baja. Esta última tal vez sea la razón por la cual este escenario se vuelva en el curso de los próximos meses el de menor probabilidad.