Escenarios
económicos post elecciones legislativas
Los impulsos externos y domésticos que
sostuvieron el crecimiento en 2003-2011 parecen haberse agotado. La
incertidumbre política sumada al atraso cambiario y tarifario y a los desajustes
fiscales se suman a un clima internacional incierto con pobre perspectiva para nuevos
booms de nuestros commodities de exportación.
La perspectiva de un gobierno más amigable con
el mercado a fines de 2015 puede vía expectativas tener una serie de efectos
favorables sobre la economía - tal como se ha constatado recientemente en la Bolsa.
Más aún, si el gobierno retoma la iniciativa de mejorar el acceso a los
mercados de capitales y comienza a reducir algunas distorsiones (como ha dado
señales recientemente por ejemplo con el tipo de cambio). En dicho contexto,
lucidez mediante, el gobierno actual podría pactar con los sectores de oposición
(dentro y fuera del peronismo) un paquete de reformas que afiancen las tendencias
anteriores y a la vez permitan anticipar (o no postergar) los ajustes
necesarios para reducir la probabilidad a futuro de ajustes bruscos de tarifas,
tipo de cambio y salarios. Dichos paquetes a su vez podrían tener un efecto
expansivo sobre la inversión suavizando aliviando los costos del ajuste en el
gasto público. La oposición, también lucidez mediante, debería darse cuenta de
los beneficios de dicho curso de acción en un período de reducida gobernabilidad.
Los ajustes incluirán seguramente una trayectoria fiscal mas equilibrada con
reducción de gasto en subsidios, contrataciones públicas y sueldos, normalización
del INDEC, renegociaciones con acreedores externos, gradual corrección de tarifas
y tipo de cambio (con posible desdoblamiento temporario).
Si en lugar de la lucidez primara la ceguera, el
aislamiento político del gobierno seria mayor y la penalidades económicas también.
El crédito multilateral no volvería y las distorsiones de precios relativos elevarían
la incertidumbre de la inversión y las expectativas de aumentos futuros más
bruscos e inflacionarios. La profundización del intervencionismo podría
agudizar las divisiones políticas internas pero difícilmente pueda – bajo las
circunstancias actuales – beneficiar al bolsillo del votante. Con el
agotamiento del espacio keynesiano, el continuo drenaje de reservas internacionales y la pérdida de
credibilidad por parte de los inversores, la rentabilidad (política) del intervencionismo
está en baja. Esta última tal vez sea la razón por la cual este escenario se
vuelva en el curso de los próximos meses el de menor probabilidad.
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