Economía y
democracia – ¿Porque todos ganan con un plan consensuado?
Es posible salir gradualmente del proceso estanflacionario y
alcanzar una senda de crecimiento sostenido con aumento de empleo y disminución
de la pobreza. Para ello es necesaria la
búsqueda de consensos para un conjunto de políticas macroeconómicas coherentes
y un mayor acercamiento al mercado. Ello podría contribuir a fortalecer la
competencia democrática en el proceso de
transición hasta las nuevas elecciones en 2015 a la vez que mejorar las
condiciones de vida la sociedad en el corto y en el largo plazo.
Los elementos básicos del plan serían:
i) Normalización de las relaciones financieras con el exterior
para reactivar inversión y financiamiento externo multilateral y privado; esto
contribuirá a mejorar la oferta de divisas y financiar la transformación del
espacio fiscal evitando los tradicionales cimbronazos fiscales.
ii) Convergencia al equilibrio presupuestario (reducir subsidios
y desgravaciones regionales, acotar crecimiento del empleo público, ajuste por inflación de impuestos, y
despolitización del federalismo fiscal) para reducir incertidumbre
macroeconómica, reducir presiones inflacionarias y el desequilibrio externo y evitar
un ajuste monetario brusco.
iii) En paralelo con i) y ii), levantamiento gradual del cepo
cambiario permitiendo el
restablecimiento de un sistema de flotación administrada del tipo de cambio. Ello
requiere un programa monetario y fiscal consistente para evitar que la
recuperación de la competitividad (necesaria para la reactivación) no resulte
en un nuevo salto inflacionario. La des-dolarización del sistema financiero y
el bajo nivel de deuda pública en dólares implican que la economía no estará
sujeto a los efectos balance negativos que se dieron a la salida de la
convertibilidad.
iv) Mejora del clima institucional (INDEC, mayor autonomía del
BCRA, menor intervencionismo empresario y protección discrecional, mayor integración
comercial, des-burocratización de procedimientos administrativos) conducente a
un mejor clima de inversión y asignación más eficiente de recursos permitiendo
así mejorar la competitividad de mediano y largo plazo.
v) Políticas de infraestructura vía inversión pública y
regulación orientadas a restablecer un sistema de precios relativos que
fomenten la inversión y la sustitución de importaciones de energía y el
abaratamiento del costo logístico.
vi) Políticas sociales estructurales para erradicar pobreza y
mejorar igualdad de oportunidades (dieta alimentaria asegurada por el estado, acceso
universal a prestaciones básicas de educación y salud a temprana edad).
El programa propuesto contempla un programa gradual de recortes
calzado con medidas de tipo expansivo, a saber, mejoras en el clima de inversión,
mejora del tipo de cambio, marco regulatorio de infraestructura pro-inversión,
aumento de la oferta de divisas y financiamiento a través del regreso a los
mercados voluntarios de deuda. La vuelta a un sistema de flotación administrada
permitirá reducir o eliminar la amplia brecha cambiaria del dólar blue neutralizando así uno de los
principales mecanismos de formación de expectativas inflacionarias.
La mejora del clima de inversión es un pilar crítico de la
estrategia propuesta. Además de la resolución jurídica de la intervención de
empresas nacionalizadas, y los defaults
inconclusos (Club Paris, holdouts, CIADI), se debería proceder a la reformulación
de los marcos regulatorios en los sectores de energía, transporte, agua y
financiero. La reducción gradual de subsidios a productores del sector
transporte y energía puede ir acompañada con la introducción de subsidios a los
consumidores de menores recursos – con importante ahorro de recursos fiscales.
Se debería promover una vigorosa reinserción del país en el
comercio global incluyendo nuevos acuerdos regionales y reglas claras para la
inversión incluyendo el sector minero y desregulación de sectores protegidos
como el automotriz, electrodomésticos y laboratorios (productos ostensiblemente
más caros que en los países vecinos). El país puede modernizarse con ayuda de
la inversión extranjera – uno de los rubros donde la Argentina peor compara con
sus pares regionales.
En el plano social, urge la adopción de un plan integrado de
reducción de la pobreza combinando la dimensión de asistencia con metas de
educación, salud y vivienda; ello requiere revisar las estadística de pobreza a
la luz de la inflación real e institucionalizar la asistencia a través de
transferencias condicionadas. Al efecto progresivo que tendrá la actualización
automática de los mínimos no imponibles del impuesto a las ganancias, se debe
sumar la actualización sistemática de la asignación y la jubilación universal.
La reducción gradual de la inflación permitirá solidificar los logros en
materia de reducción de pobreza.
(1) El autor es Licenciado en Economía de la UBA
y Doctor en Economía por la Universidad de Oxford. Se desempeñó como economista
lider del Banco Mundial para Uruguay y Chile y fue Gerente de Análisis
Financiero del Banco Central de la República Argentina.
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